Si algo convierte como nunca nuestro tema del año en un lugar común es que todos tenemos un sueño, por lo menos. El abanico de opciones es infinito pues a los sueños con posibilidades de realizarse más o menos reales se suman los fantásticos, que a veces son los que más molan.
Así es que el sueño de alguien puede consistir en navegar en un barco de vela o ascender por impresionantes montañas, pero también puede ser volar como un pájaro, ser invisible o encontrar una olla de oro al extremo de un arco iris: ningún problema, siempre y cuando distingamos en qué categoría nos movemos.
Para lograr esos sueños alcanzables las personas trabajan con ahínco proporcional al deseo verdadero que tengan en conseguirlo, para el mundo de los sueños fantásticos contamos con el juego, una herramienta que sí que te puede hacer invisible aunque se te vea o volar sin que te estrelles.
El juego nos ayuda pues a distinguir lo real de lo fantástico pero además nos da alas para conseguir la ilusión de nuestra vida, pues nada como un entrenamiento con mucha diversión para aprender a hacer un día nuestros sueños realidad.