La belleza tiene límites, sin embargo la fealdad tiene más recorrido en eso de retorcerse creando seres horripilantes. En la eterna lucha entre el bien y el mal han de aparecer los malvados supervillanos de los cuentos para poner en mayor relieve la bondad y valentía de los superhéroes.
Los trolls habitan también los bosques entre un montón de personajes llenos de encanto a los que persiguen y molestan. Son grandes grandones, torpes torpones, tontos tontorrones y muestran el aspecto sucio y desaliñado de una compañía poco apetecible.
Toda su fuerza bruta no les permite salir airosos ante un diminuto pitufo o un ingenioso hobbit y quizás por estar cansados de ser burlados por hadas y gnomos, los trolls exhiben también su lado más familiar y bondadoso en cuentos modernos.
Agradezcamos a los trolls su abundante presencia en tantas aventuras, que nos han dado otras tantas alegrías y descanso cada vez que alguien escapa de sus garras.