Puede que al trasgu que ronda por el campamento le hayamos tratado mal o que así lo crea él, porque el caso es que desde hace un par de semanas desaparecen cosas de la cocina (cuchillos ya no queda ni uno…) y esta mañana la oficina estaba ¡totalmente revuelta!
El trasgu es un duendecillo de la mitología asturiana cuya vida suele ir unida a la de una casa. No es más grande que un “chispa” y generalmente lleva un “gorru colorau”. Cuando se aburre o siente que no se le hace caso llama la atención cambiando cosas de sitio o alborotándolo todo.
Si se pone muy “neciu” el trasgu es capaz de sacar de quicio a las familia con la que habita y entonces, o consigues echarlo o puedes ir pensando en cambiar de casa, aunque a veces se mudará contigo sin que te des cuenta.
En algunas representaciones puede tener un par de cuernecillos e incluso una pequeña cola, pero su rasgo más distintivo es un agujero en la mano izquierda: cuando de deshacerse del trasgu se trata, echánsele unos granos de maíz para que los recoja y como se le escurren por el agujero, desespera y acaba marchando.
¡Eso vamos a tener que hacer!